martes, 17 de febrero de 2015

IMPASSE


    Me repito la escena en la cabeza una y otra vez, de un lado, del otro . Me han dicho que me vaya a dormir, que descanse, pero mientras el tiempo, que todo lo cura, que todo lo borra, pasa, la probabilidad de despertar de esta pesadilla se aleja.
Entro en el portal con varias bolsas cargadas de vìveres necesarios, superfluos y el carrito con mi hija de seis meses. El bebé hace su siesta y yo aprovecho para subir la compra al apartamento antes de coger a Elisa. Vivimos en el primero y podemos seguir el trànsito del edificio, desde la cocina, el salòn, la habitaciòn y la taza del vàter. Entro en casa sin cerrar la puerta, dejo las bolsas en la entrada y bajo a recoger a mi hija. Han sido tres segundos. Cuatro. Pero cuando me asomo al carrito, està vacio. Miro a ambos lados, es un reflejo, un gesto inùtil, estoy sola.
Luego el policia que anota, que tacha, ajeno, indiferente, mientras el tiempo, que nada borra, que nada cura, pasa. Mi marido, que llega, que me dice con voz serena -No tenemos ninguna hija, Marisa. El carrito vacio en el portal es de Sofìa, nuestra vecina. Tu sabes que Elisa no existe- Y yo que le creo y que me creo, me repito la escena una y otra vez, con Elisa y sin ella, y en ambos casos no consigo despertar de esta pesadilla.

Maria Fraile
(Relato publicado en el número tres de la revista literaria Visor http://issuu.com/visorliteraria/docs/revista_literaria_visor_-_n___3)

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