martes, 2 de febrero de 2016

DE REGRESO AL BAHÍA HOTEL


  Subir de nuevo a la habitación y no encontrar ni rastro de las tazas ni de las palabras pegadas en los bordes de la porcelana. Los muebles han cambiado, el suelo se ha cubierto de vaivenes. También el mismo espejo barroco del baño me devuelve otra cara. Tras las cortinas, solo las vistas que nos vieron desaparecer tras la puerta conservan la silueta fina de joven tierra no del todo conquistada. Mis orillas, sin embargo, se han llenado de naufragios y ni siquiera entre los restos que el mar ha devuelto, he podido recuperarte.

Maria Fraile


viernes, 29 de enero de 2016

PARQUES, QUÉ LUGARES


Había tantos niños en el parque que volví a casa con uno que no era el mío. Éste traía a un padre de la mano y un par de palomas pegadas a las migas de la cazadora. Entre baños y prisas cuando me quise dar cuenta ya era tarde, una se encariña enseguida y además este crío dormía mejor que el mío. El padre cocinaba, hacía unos masajes de pies que me quitaban los atisbos incómodos de la conciencia y las dos palomas, instaladas junto a los geranios, cagaban sin cesar a la vecina antipática del tercero. La situación era perfecta, ellos no parecían haber cambiado de madre y daban a la vida un aspecto de continuidad natural y desenvuelta. Tanto, que me pareció extraño, pero cuando quise volver al parque para dejarlos de nuevo en su sitio no hubo forma de darles esquinazo. Ni ese día, ni los siguientes, y así llevamos quince años.

María Fraile