sábado, 12 de septiembre de 2015

A LA HORA DE LA SIESTA

 

  No ha habido a lo largo de mis setenta años una sola circunstancia que me haya provocado un insomnio a la hora de la siesta. Era comer y caer dormido. Sólo si Chelito me miraba con el rabillo del ojo, traicionaba yo mi sueño por sus promesas. El caso es que desde hace algunos días, cuando me dispongo a sestear, una lagartija aparece y me mira con el rabillo del ojo, como Chelito. Pero por más que la corto en pedacitos, como a ella, el bicho vuelve y me mira de reojo y eso me está quitando el sueño.

María Fraile
(Segunda Mención en la propuesta para el calendario de la Internacional Microcuentista http://revistamicrorrelatos.blogspot.com.es/ )

4 comentarios:

  1. No hay nada peor que el remordimiento de uno renazca una y otra vez como el rabo de una lagartija, o que la culpabilidad se reencarne en forma de insomnio; pero, las dos cosas juntas deben ser el mejor de los castigos.
    Enhorabuena por esa mención.

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  2. Gracias, Luz! Contenta de tenerte por aquí...Y si, un insomnio lleno de remordimientos....qué más pedir?
    Saludos, casi otoñales, desde Marsella!

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  3. Nada pero que un bicho mirándote de reojo, ni ganas de dormir ni ganas de comer ni ningún otro verbo, nada...

    Saludos

    J.

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    Respuestas
    1. José, espero que hables de la lagartija y no de Chelito! jajaja...Saludos!

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