miércoles, 3 de diciembre de 2014

BONUS


 















    Lo malo de burlar a la muerte -me explicó Felipe- es que la vida continua contigo pero improvisando. No estaba previsto para ti ningún futuro.
Tras el susto, te quedas en medio de todo ese tiempo que no te pertenece, esperando que sobre algún destino ajeno que vivir.
Puede que de repente quieras ser funámbulo a pesar del vértigo con el que naciste o quieras comprarte una moto antes de sacarte el carnet de conducir. O cualquier otra boludez.
El nuevo tipo, el superviviente que eres, está desorientado y busca en el limbo de las oportunidades perdidas alguna que quiera llevarle a cualquier lado.
Quizás se te ocurra cruzar mares sin saber ni siquiera nadar-me dijo con el índice levantado, frunciendo el ceño-y así ver con tus propios ojos que no existe horizonte que no se escape.
Pero yo -terminó Felipe- yo, pude continuar mi vida donde la dejé, porque hasta entonces, no sé que carajo estuve haciendo, pero el día que la muerte vino a buscarme no me encontró en el camino.

Maria Fraile

(Relato premiado en la I Edición Abriendo Puertas 2014 en Guantánamo, Cuba)

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