Era la tercera Humanidad que pasaba
por esa Tierra, y a pesar de creerse única no era tan diferente de
las otras dos.
Los individuos nacían y morían. Unos
amaban, los mismos odiaban. Se hacían promesas. Tenían propósitos
y propiedades. Y mártires y mesías y genios y también monstruos.
Pero a diferencia de las dos primeras,
estos hombres no habían tenido suerte; esta vez el azar se puso del
lado del mundo y el meteorito falló la órbita y así los
dinosaurios.
Y parece que no, pero todo lo cambia
el poder tener la duda de si es la hora de comer o el momento de ser
comido.
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