Estaban el caballero y su doncella
bajo el dosel discutiendo si fornicar vestido era menos pecado que
fornicar desnudo, cuando por la ventana entran dos truhanes,
enmascarados, puñal en mano. El señor se bate y debate, por única
lanza su verga dispuesta, mientras la dama clama a gritos piedad al
buen dios, prometiendo vestirse la próxima vez que fornique.
En el forcejeo, el noble pierde dos
dedos y una oreja, los bandidos huyen con una bolsa de monedas y una
capa de lana fina. La mujer heroica narra victoriosa su proeza, cómo
dios la salvó de una muerte segura gracias a la fuerza de sus
plegarias.
jejeje, gracias a Dios por tú inspiración. Muy buena.
ResponderEliminarGracias manito!
ResponderEliminarMe ha gustado. (Pedia Guirre)
ResponderEliminarMe alegro Pedia Guirre... Gracias por tu lectura y tu comentario!
EliminarSaludos.