domingo, 17 de mayo de 2015

EL OCHENTAYTRES

   Que exageren y que pierda el Boca son dos cosas que me sacan de quicio. He tenido que bajar silbando a la parada del ochentaytres para no liarme a gritos con la vieja. Se ha puesto a llorar cuando le he dicho que me iba en autobús hasta el centro a arreglar unos asuntos y me ha preparado una tartera con tortilla y filetes empanados. Luego, me ha traído dos mudas y una manta y me ha puesto en el cuello su medallita de San Pancracio – Te quiero, Juan Ignacio me ha dicho. Ni hijito, ni Juanito, ni loquito, Juan Ignacio ha dicho. Me imagino que encendió un cirio mientras yo esperaba el autobús. Seguí silbando un rato, me comí la tortilla, me comí los filetes, utilicé la manta hasta que se llenó de agujeros, me reencarné en hormiga y perdí la medallita en el fondo de un charco, me reencarné tres veces consecutivas en polilla y me terminé la manta. Ahora, ando echando frutos y dando sombra, junto a la marquesina, a nuevos pasajeros ingenuos que esperarán, en vano, toda una eternidad, el ochentaytres.

María Fraile


No hay comentarios:

Publicar un comentario